El Impacto del Trabajo Remoto en Mis Hijos: Una Reflexión de Años Atrás
El Impacto del Trabajo Remoto en Mis Hijos: Una Reflexión de Años Atrás
Una reflexión profunda surgió a raíz de unas palabras preocupantes de mi hijo, que me llevó a pensar en el impacto del trabajo remoto. Todo esto ocurrió hace unos años, cuando mi hijo tuvo una serie de eventos mal comunicados en la escuela, de los cuales nos enteramos la noche anterior. En ese entonces, yo estaba completamente ocupado con el trabajo, dejando a mi esposa a cargo de todo. En el camino hacia la primera parte de la asamblea, mi hijo le preguntó a ella cuánto tiempo podía quedarse. Lamentablemente, mi esposa tenía una llamada que no podía postergar a las 9 am. Nuestro hijo, siendo tan empático como siempre, respondió con “Está bien. El trabajo es más importante”, una frase que realmente me hizo reflexionar. Mi hijo es muy querido y comparte un vínculo muy profundo con su madre. Así que me pregunté, ¿cómo llegamos a esto?
En aquel entonces, el trabajo remoto se había vuelto un elemento central en la armonía de nuestros ritmos hogareños. Nos permitió llevar un estilo de vida que antes parecía imposible, gracias a la flexibilidad que nos brindaba trabajar desde casa. Se habla mucho en Internet sobre el trabajo remoto desde la perspectiva del trabajador, pero en aquellos años, poco se mencionaba sobre cómo afectaba a la familia, y más específicamente, a los niños.
Mi hijo Juancito tenía 9 años y mi hija Micaela recién había cumplido 12. En ese entonces, me enfoqué en Juancito para analizar esta situación. Cuando mi empresa pasó al trabajo remoto el 23 de marzo de 2020, él apenas tenía 5 años. Para un niño de 9 años, esa era una eternidad, ya que abarcaba un poco más de la mitad de su vida. Él no tenía recuerdos reales de nosotros yendo a la oficina diariamente. Esa falta de contexto parecía mínima al principio, pero a medida que pasaba el tiempo, comencé a cuestionarme cómo aquello afectaba su percepción del trabajo y su propio valor.
En aquel entonces, la dinámica familiar había cambiado. Los momentos compartidos que solíamos tener antes de la transición al trabajo remoto se desvanecieron con la nueva realidad. Las rutinas matutinas juntos, los desplazamientos a distintos lugares y la reunión al final del día se convirtieron en recuerdos borrosos. Junto con la llegada del COVID, surgió un nuevo desafío: enseñar a nuestros hijos la naturaleza del trabajo remoto y desaprender ciertos conocimientos asumidos.
En mi listado inicial de puntos a mencionar, destacaba:
- Trabajar en colaboración con otras personas que también tienen compromisos familiares.
- La importancia de programar ciertas actividades para mantener un equilibrio entre el trabajo y la vida familiar.
- La posibilidad de tomar pausas durante el día, pero manteniendo las expectativas laborales claras.
Aquella situación me llevó a reflexionar sobre el valor de cada acción y cómo eso impactaba a mis hijos. ¿Elegir el trabajo en lugar de jugar un juego de mesa con Juancito significaba que el trabajo era más importante en ese momento? No más importante que él como individuo, pero sí más importante que sus deseos en ese momento específico.
Años después, sigo preguntándome qué aprendizajes podemos extraer de estas experiencias. Estamos criando a nuestros hijos en un mundo en constante cambio, enfrentando nuevos desafíos y preguntas que nosotros mismos también estamos descubriendo. A medida que avanzamos en esta nueva era del trabajo remoto, nos queda explorar cómo podemos comunicar y compartir esta transformación con las generaciones más jóvenes.
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