Lo que parece una propuesta para “proteger al usuario” es en realidad un intento de domesticar la innovación descentralizada y someterla al poder de siempre.
En las últimas horas, la Comisión Nacional de Valores (CNV) lanzó un proceso de consulta pública para establecer un marco regulatorio sobre la tokenización de activos. Bajo el título amigable de “Elaboración Participativa de Normas”, se invita a la ciudadanía a “opinar” sobre un borrador que, en realidad, ya viene con la estructura de control montada.
Para quienes recién se suman a este ecosistema, puede sonar razonable pensar que el Estado está intentando “poner orden” y “proteger al usuario” en un entorno nuevo y riesgoso. Pero si analizamos esta propuesta desde la raíz, veremos que lo que realmente se busca no es proteger la innovación, sino capturarla.
¿Qué es tokenizar según la CNV?
Tokenizar, en esencia, es representar un activo del mundo real en forma digital sobre una red blockchain. Puede ser una acción, un bono, un inmueble o incluso una obra de arte. Al tokenizar, ese activo se puede dividir, fraccionar, transferir, comercializar o usar como garantía de forma más ágil y accesible.
Hasta ahí, todo bien.
Pero lo que propone la CNV es que todo proceso de tokenización quede sometido a los marcos regulatorios del sistema financiero tradicional. En otras palabras, lo que antes podías crear, emitir o transferir de forma descentralizada, ahora deberá pasar por filtros, autorizaciones y registros estatales.
¿Y cuál es el problema con eso?
El Estado quiere apropiarse de la infraestructura que no controla.
Blockchain nació como una tecnología que no necesita pedir permiso. Bitcoin, Ethereum, Monero… todas las redes descentralizadas existen fuera del control estatal. La CNV, el BCRA y otras instituciones ven eso como una amenaza.
No es “regulación”, es captura.
Cuando te dicen que la tokenización va a estar “normada”, lo que están diciendo es que solo será válida si se adapta a sus reglas.
¿Y cuáles son esas reglas?
- KYC obligatorio (conocimiento del cliente, es decir, identificación completa del usuario)
- Trazabilidad total de las transacciones
- Control sobre los contratos inteligentes
- Posibilidad de congelar o bloquear activos
Eso no es blockchain. Es una base de datos centralizada con marketing Web3.
Se crean ciudadanos de primera y de segunda
Los proyectos que acepten someterse al control regulatorio serán legitimados, obtendrán acceso a mercados, licencias y financiamiento.
Los que no —los verdaderamente descentralizados, los que defienden la privacidad y la soberanía— serán marginados, perseguidos o criminalizados.
Esto ya lo vimos en otros contextos: cuando la tecnología molesta al poder, se regula para contenerla. Y cuando se contiene, se vacía de sentido.
¿Y cómo disfrazan esto de algo positivo?
Con palabras como:
- “Participación ciudadana”
- “Co-creación”
- “Estándares de calidad y seguridad”
- “Armonización con normas internacionales”
Pero la pregunta no es si la regulación está bien redactada o no. La pregunta es más profunda:
¿Quién tiene derecho a decidir cómo usamos el dinero, cómo creamos valor y cómo interactuamos entre nosotros sin intermediarios?
¿Qué debería preocuparte si sos nuevo en este mundo?
Si estás entrando al ecosistema cripto y pensás que el Estado está queriendo “acompañar el proceso”, tenés que saber esto:
- La regulación no viene a ayudarte. Viene a elegir quién puede jugar y quién no.
- Lo que hoy es “opcional” (como el sandbox regulatorio), mañana será obligatorio para operar.
- La privacidad financiera, la libertad para innovar y la resistencia a la censura no están en la agenda estatal.
Este tipo de regulación se presenta como una “puerta de entrada”, pero en realidad es una aduana ideológica y tecnológica.
¿Cuál es la alternativa?
Seguir el camino cypherpunk:
- Construir tecnologías resistentes a la censura
- Sostener la descentralización real, no decorativa
- Usar y apoyar redes abiertas, sin permisos
- No pedir permiso para innovar
El camino cypherpunk no es una utopía técnica. Es una postura ética frente al poder centralizado.
Es defender que los sistemas de valor y comunicación no deben depender del permiso de una entidad central, ni de un gobierno, ni de una empresa.
“Este intento de regulación de la tokenización no es un acto de cuidado.
Es un acto de apropiación de una tecnología que fue creada para que no pueda ser apropiada.Si dejás que regulen la infraestructura, regulan tu libertad.
Y una vez que el Estado controle la tokenización, la descentralización será solo una palabra vacía en una nota de prensa oficial.
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